Cuando los vientos de la pandemia arreciaban y todos nos sentíamos como marineros novatos, amenazados por el ‘sálvese quien pueda’, quisimos, desde Cuenca, abrir un orificio entre las nubes para que se filtre la luz de la solidaridad y la esperanza.
Una oportunidad para reflexionar sobre las enfermedades infecciosas, las múltiples interconexiones de la salud y posibles salidas a este complejo problema.