
7 de abril, Día Mundial de la Salud: «Comienzos saludables, futuros esperanzadores»
Cuidando los primeros mil días de vida
Los primeros mil días de vida representan una ventana crítica para el desarrollo de la salud infantil, el microbioma, la nutrición y la inmunidad. Durante este periodo, el cerebro del bebé crece rápidamente y se establecen conexiones neuronales fundamentales para el aprendizaje y la adaptación. El microbioma se desarrolla, influenciado por factores como el tipo de parto, la alimentación y el entorno. Un microbioma equilibrado fortalece el sistema inmunológico y reduce el riesgo de enfermedades futuras. La adecuada alimentación materno-infantil y el uso prudente de antibióticos son claves para garantizar un desarrollo saludable durante esta etapa crítica.
Sin embargo, los sistemas de salud enfrentan desafíos como el exceso de medicalización, el aumento de cesáreas innecesarias y el uso inadecuado de antibióticos. Esta situación requiere un enfoque integral en la formulación de políticas públicas, donde la atención primaria en salud actúe como el eje central para garantizar intervenciones culturalmente apropiadas.
Asimismo, es crucial fortalecer la educación en salud materno-infantil para empoderar a las familias y comunidades en la toma de decisiones informadas. La promoción de prácticas como el parto respetado, la lactancia materna exclusiva y el acceso equitativo a servicios sanitarios de calidad contribuye de manera significativa a la reducción de brechas en el bienestar infantil, la salud de las mujeres en las etapas de gestación y puericultura, y a la construcción de sistemas de salud más resilientes y sostenibles, sostenidos con la comunidad.
Por ello, conmemoramos el Día Mundial de la Salud celebrando la salud de la madre y el niño, la niña, durante los mil primeros días de vida, como un compromiso por alcanzar la salud para todas y todos.
Para profundizar en el tema: