La esencia de lo consciente y lo inconsciente
Arte, Microbios y Salud Planetaria
El 22 de junio, por motivo del Día Mundial del Microbioma, artistas, comunicadores y científicos de distintos lugares del mundo nos unimos en un diálogo virtual, abierto al público, para reflexionar sobre la importancia de las bacterias para la sostenibilidad de la Salud Planetaria y las consecuencias del uso excesivo de antimicrobianos, tomando como referencia distintas manifestaciones artísticas, como la música, pintura, escultura y cerámica. Este Diálogo Internacional sobre Arte, Microbios y Salud planetaria, surgió del trabajo conjunto y la puesta en marcha de distintas reflexiones e investigaciones sobre el poder trasformador del arte para comprender la salud y la complejidad de las interrelaciones del tejido de la vida desde una perspectiva integral, visibilizando la belleza del mundo microbiano y haciendo consciente lo inconsciente. Este artículo, escrito por el artista australiano Peter Cameron, constituye una reflexión poética sobre el alcance y la profundidad de este Diálogo.
El giro de la luz en el día del Solsticio
Durante más de 15 años, ReAct Latinoamérica, una red de profesionales dedicados al arte, la ciencia y la salud, se han unido para reimaginar acciones frente a la resistencia a los antibióticos. Este diálogo es una celebración por el Día Mundial del Microbioma.
Se necesitan nuevas metáforas y percepciones sensoriales para relacionarnos con los microbiomas
La importancia vital del microbioma para la salud de todos los organismos está ampliamente reconocida, y la investigación colaborativa ha echado raíces profundas. Lo que el equipo de ReAct hace bien es escuchar los fenómenos, seguir el camino donde están las resistencias y construir lo que significan para los distintos sistemas de salud, atendiendo a todos los sentidos.
Como los seres humanos son inherentes a un sistema abierto de relaciones funcionales complejas, podemos aprender más de estos puntos de vista, que del modelo mecánico industrial, generalmente reducido y aceptado.
Mirar las relaciones dentro y fuera de todas las estructuras corporales requiere la capacidad de visualizar patrones de movimiento, empleando todo nuestro ingenio y sentidos. Las relaciones vitales de colaboración crean nuevas narrativas esenciales: docentes inter e intradisciplinarios interactuando y aprendiendo con los alumnos los ámbitos de trabajo intercultural, danza artística y canto, expresados en diferentes idiomas que comunican y conmueven.
Reflexiones de lo diminuto y lo viviente. Arte, bacterias y microbioma.
El lenguaje de la vida y la Salud Planetaria
También se iluminan cuestiones centrales sobre cómo nos relacionamos los humanos con otros reinos de los fenómenos naturales. Escuchar al otro depende del respeto mutuo y la reciprocidad; escuchar es un paso más.
En la actualidad, el lenguaje es la principal herramienta en las ramas de la medicina, siendo así, como se cuenta la historia de una enfermedad. Comúnmente, escuchamos metáforas de la guerra industrializada cuando se habla de salud o higiene. Las implicaciones y consecuencias de este lenguaje, a menudo brutales, son asombrosas para toda la vida del planeta.
Desde hace unos 200 años, experimentamos un cambio profundo en nuestra percepción de la salud, así como de quién puede ser un proveedor de salud y, por lo tanto, de qué clase de sustancia puede considerarse (y comercializarse) como medicina. La metáfora de la guerra tiene una visión sombría de las relaciones, especialmente asociada con una mentalidad que ve a la Naturaleza como ajena e inerte al furioso “dominio del hombre”.
Las artes cautivan nuestras percepciones sensoriales
En cualquier cuestión intervienen muchas de nuestras percepciones sensoriales, incluido “el llamado inconsciente”. En nuestra cultura actual no solemos ver las artes como métodos para procesar cuestiones complejas o para reconocer problemas y disolverlos, por ejemplo, pintar para ver más claramente dónde estamos.
Sin embargo, las artes siempre han desempeñado un papel crucial en la salud. En innumerables formas artísticas como la música, por ejemplo, sentimos las pasiones de manera profunda, nos conectamos con la alegría, la tristeza y la belleza. Estas experiencias nos llevan mucho más allá de nuestra comprensión habitual. Sabemos que la música cura. Muchos están desaprendiendo las “temibles” construcciones culturales que consideran que las artes son superficiales, excepto cuando se institucionalizan. Así como las iglesias conocen la potencia de los ídolos, muchos artistas perciben que su trabajo tiene una profunda lógica supra-racional. Algunos científicos, incluido el propio Einstein, daba gran importancia a su violín y a su ensoñación. Históricamente, soñar siempre se hizo para el colectivo. Aquí se nos lleva más allá de los lugares a los que nuestra mente racional simplemente no quiere asistir. Entonces, ¿por qué tenemos miedo?
Desde hace cientos de años, la ciencia ha desarrollado herramientas para discernir algunos de los procesos hasta ahora invisibles sobre nuestra creación y destrucción. Durante unos 80 años, las bacterias se han convertido en un instrumento primordial para la salud. ¡Pero ahora se usan 130,000 toneladas de antibióticos cada año! Este diálogo colaborativo muestra que necesitamos conocer más de cerca los procesos relacionales, antes de comprender las crecientes consecuencias del uso excesivo de los antibióticos.
Después de estar un tanto desorientadas en un plano cartesiano, las ciencias comprenden lentamente, a regañadientes, que no existe un sujeto imparcial, pues la presencia del espectador influye en el estudio del otro. Algunos todavía consideran a la Naturaleza como un ser ajeno y, en consecuencia, sienten que no son parte de ella. La autoconciencia en sí misma es una disciplina de largo tiempo.
Los espacios intermedios
Las historias trascendentes y duraderas de la cultura viven en los espacios intersticiales, entre los hilos de las relaciones de los pueblos originarios. La cultura occidental esencialmente se opone a eso, específicamente los sujetos de una raza y de un género particular, quienes han construido una jerarquía de “control”. Cuando se trata de la salud, cada uno decidirá por sí mismo lo que es importante. Sin embargo, en este diálogo se profundizó en los detalles y repercusiones de diversas prácticas: ¿la salud vive en el individuo o en la comunidad, o en los elementos tierra, agua y aire de ese lugar? ¿O es la vitalidad, el sistema mismo, las relaciones prácticas, emocionales y espirituales cotidianas, los elementos que afectan a los demás? ¿Qué nos dicen los estudios sobre los microbios, nuestros ancestros más antiguos?
El equipo que participó en el Diálogo Internacional sobre Arte, Microbios y Salud Planetaria expuso cómo podemos reaprender sobre nuestras relaciones con la medicina y preguntarnos, ¿qué es la salud en este mundo de constante cambio? Si volvemos a comprometer nuestra amplia gama de sentidos perceptivos del cuerpo, espíritu y mente, reconstruiremos nuestras capacidades para ser más responsables y amorosos con nuestra familia, con el bienestar de la tierra y con los sueños de los niños.
Obra del artista australiano Peter Cameron, que se asemeja a la ruta conocida como “lemniscata” (cinta de moebius o cinta sinfín), presentada durante el diálogo por la Dra. Silvina Figar, para simbolizar la flexibilidad, movimiento y adaptabilidad de las bacterias en sus interacciones con el entorno.
Cambiar nuestras percepciones para fortalecer nuestro microbioma
Se nos recuerda suavemente que debemos superar los miedos que amenazan nuestro desarrollo consciente. El simple hecho de comer alimentos puros y sin procesar fortalece las bacterias intestinales y nos devuelve a nuestra comunidad con una diversidad saludable. Al recibir una fuerte capacidad consciente, los humanos nos animamos a reconocer los elementos inconscientes mediante la construcción de una fuerte cultura de responsabilidades recíprocas, separando el poder y la autoridad, para adoptar estructuras heterárquicas. Conocemos culturas atemporales en las que esto ha funcionado bien, a pesar de los obstáculos aparentemente insuperables como las aplastantes edades de hielo.
El lenguaje de las abstracciones culturales y la distracción nos ha fallado a todos. Nuestros sentidos viscerales más profundos nos están llamando. La mayoría está observando y escuchando en silencio ahora que la luz enciende nuestros conocimientos.
Lo que se planteó en este diálogo es una forma poderosa para atravesar nuestra circunstancia actual. El dinamismo de esta colaboración estimula mucho más que la mente. La Dra. Silvana Figar, directora del Curso de Especialización en Epidemiología y recientemente del Consejo de Epidemiología de la Sociedad Argentina de Medicina, durante el diálogo, elaboró maravillosamente tejidos de conexión a través de varios sentidos en los que nuestros miedos pueden transmutarse en iniciativa. Satya Sivaraman, quien es actualmente asesor de comunicación de ReAct Asia-Pacífico, y que forma parte de una red mundial de universidades y organizaciones que promueve acciones frente a la resistencia a los antibióticos, nos presentó cómo los “campos de batalla” se pueden convertir en pistas de baile para “danzar con las bacterias”. Por su parte, Sophia Wood, diseñadora y directora creativa, explicó cómo la distopía en la mente y la utopía en el corazón se juntan para crear nuevos formatos y lenguajes, mientras que Alexis Zapata, director del grupo musical “El Ensamble del Viento”, nos deleitó con la música para “danzar con las bacterias” a partir de la melodía de microorganismos fosilizados.
En este Diálogo comprendimos que los cambios de percepción son fundamentales para crear oportunidades reales que hagan visible lo invisible. Este Diálogo nos ha dado un ejemplo maravilloso de cómo abrazar la valentía del camino.