EXHORTO | Cría intensiva de animales y resistencia bacteriana a los antibióticos
EXHORTO DESDE LAS ORGANIZACIONES COMUNITARIAS, MOVIMIENTOS SOCIALES, LA COMUNIDAD ACADÉMICA E INVESTIGADORA DE LATINOAMÉRICA, A LOS TOMADORES DE DECISIONES GUBERNAMENTALES:
En un espacio de reflexión, intercambio de saberes y empoderamiento entre la academia, organizaciones sociales, comunitarias y la sociedad civil, impulsado desde la Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad y la Naturaleza de América Latina (UCCSNAL), el Instituto de Salud Socioambiental de la Universidad Nacional de Rosario (INSSA), ReAct Latinoamérica y ReAct Norteamérica, se abordó la temática del uso de antibióticos en la cría intensiva de animales y su impacto sobre la resistencia bacteriana a los antibióticos; en el contexto que atraviesa el país argentino, en donde se ha considerado el incremento masivo de producción de carne porcina. En el evento confluyeron diversas organizaciones de Latinoamérica, con la participación multidisciplinaria de expositores de ReAct, CONICET, Alianza Save Our Antibiotics, OPS/OMS y UCCSNAL.
Reflexiones del encuentro:
La propagación de las enfermedades infecciosas transmitidas de animales a humanos (zoonosis) así como la resistencia de las bacterias hacia los antibióticos, son dos asuntos que han contribuido a generar conciencia de que estamos conectados con las otras especies visibles e invisibles, conocimientos que impulsan el concepto de que la salud humana, animal y ambiental se encuentran interrelacionadas, enfoque de Una Sola Salud.
Resulta imposible negar el impacto de las intervenciones y actividades humanas sobre la salud de todo el planeta, que se manifiesta objetivamente en la creciente aparición de las zoonosis, algunas de ellas pandémicas, en el calentamiento global, en la contaminación del suelo, del aire, del agua y también de los alimentos. Todo esto impacta directamente a la salud de los seres humanos y de las otras especies, incluyendo el aumento de la resistencia de las bacterias a los antibióticos, argumentos respaldados por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y el Instituto Internacional de Investigaciones Pecuarias (ILRI), pudiendo ser la multirresistencia bacteriana la siguiente crisis sanitaria mundial.
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Las bacterias y otros microorganismos, habitan en diversos ecosistemas, y son beneficiosas y esenciales en su amplia mayoría para la salud y la vida de todos los seres, únicamente un porcentaje menor causan enfermedad. Sin embargo, la resistencia de las bacterias a los antibióticos -proceso en el que las bacterias sufren cambios que hacen que los antibióticos utilizados para tratar las infecciones dejen de ser eficaces- es un problema que surge ante un uso desmedido e inadecuado de los antibióticos al que están expuestas las bacterias en el entorno humano, animal y ambiental, pues es un mecanismo de las especies para sobrevivir. Resulta indispensable comprender que los mecanismos de resistencia de las bacterias existían desde antes del uso de los antibióticos por los humanos, pero tenían una prevalencia muy baja, el problema de hoy es el uso masivo y abuso de antibióticos en la salud humana, en la crianza de animales para el consumo, la agricultura, los residuos de la industria farmacéutica entre otros. Los antibióticos son medicamentos que han contribuido a combatir las enfermedades por bacterias patógenas y han aumentado la esperanza de vida, sin embargo ante su uso desproporcional las bacterias (tanto las “benéficas” como las patógenas), combaten este ataque incrementando y acelerando abruptamente los procesos de resistencia hacia los antibióticos.
En salud humana se realizan varios esfuerzos para promover el uso racional de antibióticos y controla su uso inadecuado, sin embargo, es necesario mirar objetivamente que según las estimaciones internacionales la mayoría de los antibióticos que se producen y se venden a nivel mundial (70% y en algunos países hasta el 80%) se destina a los animales. Con una proyección de incrementar su uso en la industria pecuaria (animales destinados a la alimentación) en países en vías de desarrollo, asociado a la intensificación de los sistemas de producción masiva.
El uso de antibióticos en la producción de animales de consumo se encuentra masificado, como tratamiento y preventivo de infecciones que responden y tratan de solventar el hacinamiento y las malas condiciones de crianza de sistemas de producción intensivos, ya sean pollos, bovinos, cerdos, especies acuáticas etc. pero adicionalmente los antibióticos también son usados como promotores de crecimiento que tienen como finalidad acelerar los tiempos de cría, y de comercialización de carne, lo cual no responde al uso de antibióticos como una herramienta de salud. Este tipo de modelos se convierten en dependientes del uso rutinario de antibióticos para asegurar que los animales se mantengan con vida, tratar las infecciones recurrentes, promover que crezcan con mayor rapidez y mantengan la productividad.
Cuando se administran antibióticos a los animales algunas bacterias mutan y se convierten en resistentes. Estas bacterias resistentes son diseminadas a las comunidades, a otros animales y al medio ambiente, a través de los productos alimenticios derivados de estos animales, otros alimentos contaminados mediante el agua, superficies contaminadas y de las excretas que estos animales dejan en el ambiente, o excretas que son diseminadas en otros suelos en forma de abono. Las personas nos exponemos a estas bacterias por medio de la manipulación y el consumo de la comida, o por el contacto con el ambiente contaminado, adquiriendo aquellas bacterias y genes de resistencia.
La selección de la resistencia a los antibióticos puede también ocurrir en el medio ambiente por la exposición a los antibióticos que liberan los animales a través de las excretas. La mayoría de los antibióticos no se metabolizan completamente sino que se liberan en el medio ambiente como sustancia activa por medio de las excretas (30-90%), con el consiguiente impacto ecológico ya que dentro de estos productos de desecho se conserva el potencial de acción antibiótica sobre las poblaciones bacterianas que los rodea, llegando estos inclusive a los cursos de agua, estimulando el aumento de bacterias resistentes y genes de resistencia, que se transfieren a los seres humanos, haciendo más crítica y urgente la situación. En la región pampeana Argentina, investigadores determinaron la presencia de diferentes tipos de antibióticos en los cursos de agua que están alrededor de los sitios de cría intensiva.
Entonces, la resistencia de las bacterias a los antibióticos es un problema médico, ecológico y ambiental grave que amenaza los avances médicos y agrícolas actuales. Tiene graves implicaciones en el funcionamiento de la medicina moderna, porque un mundo sin antibióticos significa volver a una época sin trasplantes de órganos, sin prótesis de cadera, sin muchas cirugías que hoy son de rutina, imposibilidad de quimioterapia para el cáncer, pero también pone en peligro la capacidad para tratar enfermedades infecciosas comunes, infecciones menores podrían volver a ser potencialmente mortales.
La pérdida de efectividad de los antibióticos es un problema no solo para los humanos. El incremento de las infecciones causadas por bacterias resistentes a los medicamentos también significa perder los antibióticos necesarios para tratar a los animales enfermos con las consiguientes consecuencias en la producción. Además, los granjeros y otras personas involucradas en la producción de carne, así como las comunidades, tienen mayor riesgo de entrar en contacto con bacterias resistentes a los antibióticos que han sido identificados en animales de granja y que pueden luego transmitirse a los humanos, ya sea directamente o por contacto con alimentos, agua, aire y suelo, situaciones ya conocidas en SAMR y MCR-1.
Adicionalmente los antibióticos no afectan solo al ambiente externo, no solo contaminan el aire, el agua, el suelo, ejercen presión selectiva y generan resistencia bacteriana, sino que también afectan nuestro cuerpo, al conjunto de seres invisibles (bacterias) que habitan nuestras superficies e interior del cuerpo y afectan al microbioma. En los últimos años, se han realizado grandes avances que permiten comprender el microbioma y cómo los antibióticos producen cambios en él, por ejemplo el intestino humano contiene una amplia gama de “bacterias buenas”, que aseguran una digestión saludable. Desafortunadamente, el uso generalizado de antibióticos y los cambios en las dietas, han causado estragos en el delicado ecosistema del intestino humano. Agotadas las bacterias buenas, las personas tienen problemas en la digestión, e inmunidad reducida frente a las infecciones.
Sin un cambio radical en el uso de antibióticos, la resistencia a los antibióticos se convertirá en una de las mayores amenazas para la humanidad, para la seguridad alimentaria y para la economía global.
Las soluciones verdaderas y de fondo apuntan a un cambio del modelo de producción. Con políticas de estado orientadas a reducir el uso de antibióticos y a desconcentrar los sistemas de producción; promoviendo otro sistema de cría que no sea antibiótico-dependiente. Bajo modelos sustentables, es posible que la producción agrícola no use antibióticos de manera rutinaria sin afectar la producción en general. Incentivando prácticas sostenibles de gestión de suelos y desarrollando alternativas para la seguridad alimentaria y los medios de vida que no dependan de la destrucción de hábitats y biodiversidad.
Es indispensable mejorar una vigilancia epidemiológica integrada, que no solo incluya la vigilancia clínica de salud humana, sino también la salud animal y los alimentos de origen animal, mejorar los planes nacionales de acción para que no queden brechas, porque en Latinoamérica aún no se tiene un control de los antibióticos que se destinan a la producción animal, cuáles son y cómo se venden, la información no se encuentra transparentada en la mayoría de los países de la región, incluida la Argentina.
Necesitamos superar la metáfora de la guerra contra las bacterias, reconocer y comprender las intersecciones entre los seres humanos, los animales, las plantas y el medio ambiente. Afrontar la resistencia como un problema de salud pública a través de un abordaje múltiple, con la participación de todas las disciplinas y áreas implicadas, confiados de que la Salud es una Sola (humana, animal, ambiental), la Salud de la Madre Tierra.
Es un requerimiento urgente a nivel mundial identificar la relación de este grave problema de salud pública con el modelo de producción agroindustrial y la contaminación que provoca en el ambiente. Si escogemos incrementar los criaderos intensivos de animales, puede ser sólo una cuestión de tiempo antes de que afrontemos la próxima pandemia, llámese una nueva zoonosis, o la resistencia a los antibióticos.
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